sábado, 6 de marzo de 2010

OSVALDO HURTADO LARREA

Luis Osvaldo Hurtado Larrea nació en la ciudad de Chambo, provincia de Chimborazo, el 26 de junio de 1939, se licenció en Ciencias Sociales y Políticas en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador de Quito en 1963, y en ella se graduó de abogado y doctor en Derecho en 1966. Tomó cursos y participó en seminarios de Sociología del Desarrollo en institutos de América Latina y Europa. Enseñó Sociología Política y dirigió el Instituto de Investigaciones Económicas de la Católica.
Apoyó el anuncio del triunvirato militar sobre un pronto retorno a la democracia y colaboró en el proceso de retorno en los años 1977 y 1978 con la preparación de los proyectos de leyes del referéndum, de Partidos Políticos y de Elecciones, que sirvieron de base para la restauración de la democracia.

Fundó la Corporación de Estudios para el Desarrollo, Cordes, dedicada a la investigación de la realidad económica y social de América Latina y al estudio de las instituciones políticas y su incidencia en la democracia. Fomentó en Cordes estudios de ciencia social y política sobre Gobernabilidad, Descentralización y Corrupción.
Una vez que asumió la Presidencia de la República, continuó con la realización de las obras emprendidas por el Presidente Jaime Roldós Aguilera, a medida de las posibilidades económicas del país.
Luego de haber ejercido la vicepresidencia y presidencia de la República (1979-1981 y 1981-1984), se constituyó en un analista crítico de la presidencia de León Febres-Cordero e impulsó la campaña para el NO al plebiscito de junio de 1986 sobre la participación de los independientes en las dignidades de elección popular.
Volvió a la actividad política electoral en 1997 para participar como representante por Pichincha en la Asamblea Nacional Constitucional que elaboró la decimonovena Carta Política. Entonces, tomó parte en la redacción de la Constitución de 1998, expedida en Riobamba el 5 de junio al concluir sus labores la Asamblea que había trabajado por cuatro meses y medio en Sangolquí. Hurtado presidió la Asamblea, la defendió con vigor cuando fue atacada y logró que los representantes llevasen a feliz término una obra difícil y renovadora, aunque por falta de tiempo no se discutieron a fondo algunos temas. En cuanto a derechos, obligaciones y garantías ciudadanas, fue la Constitución más avanzada de América Latina.



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